Las industrias químicas y petroquímicas cuentan con los sistemas y tecnologías de seguridad más avanzados. Uno de los más extendidos son las antorchas, unos sistemas que permiten quemar gases en condiciones de seguridad, de forma que se reduce la emisión de compuestos orgánicos volátiles (COV’s).

Su activación, por lo llamativa que puede llegar a ser la llamarada o por el ruido que producen, puede generar un impacto y demanda de información entre la población de nuestro entorno.

En este sentido, hay que tener en cuenta que la activación de una antorcha es un automatismo de seguridad en funcionamiento y que el impacto ambiental de un episodio no es particularmente significativo. Aun así, la industria es consciente de que pueden generar molestias y por eso las personas que forman parte del sector dedican muchos esfuerzos y talento para intentar evitar que se produzcan estos episodios y para acortarlos cuando se producen.

1.- Son un mecanismo de seguridad.

La activación de una antorcha es un automatismo de seguridad en funcionamiento. No son en absoluto signo de accidente ni de riesgo. En las instalaciones petroleras y petroquímicas de todo el mundo se utilizan antorchas para gestionar gases residuales que se deben tratar con seguridad. Ya sea en procesos de parada o puesta en marcha tanto programada como no programada de la instalación, operaciones de mantenimiento… o cuando se detecta alguna incidencia o anomalía en el proceso de producción que hay que resolver.

Como cualquier proceso industrial o incluso un vehículo: para solucionar alguna incidencia o someterse a una revisión, evidentemente tiene que detenerse para poder resolverlo. No se trata de ningún accidente, sino de una incidencia, una anomalía o una revisión que le obliga a detenerse.

En el caso de la antorcha, se detiene la producción y mientras se resuelve la incidencia o se completa el proceso de parada o puesta en marcha, se derivan los gases a la antorcha para quemarlos en condiciones de seguridad.

2.- Impacto medioambiental

A pesar de lo llamativa que pueda ser puntualmente la llamarada o la humareda, el impacto ambiental de un episodio de antorcha a nivel de emisiones no es significativo. Sin las antorchas, compuestos orgánicos volátiles (COV’s), inflamables y productos tóxicos se expulsarían a la atmósfera. Con la combustión de estos productos residuales se reduce el riesgo que una emisión supondría. Por ello, además de sistema de seguridad, la propia regulación califica a las antorchas también como “un elemento de protección medioambiental”.

Lo que se emite en un episodio de antorcha es fundamentalmente CO2 y vapor de agua. Además, las emisiones se dispersan en la medida en que se alejan del punto de emisión, no suponiendo riesgos para la salud. Por eso las antorchas suelen ser muy altas.

Al proceso de combustión se le añade vapor de agua y/o aire con el fin precisamente de que haya una mejor combustión y de evitar la emisión de humo. Esta acción de añadir vapor es lo que provoca que, en ocasiones, los episodios de antorcha generen impacto acústico considerable.

3.- Transparencia e inmediatez.

Cuando se activa la antorcha, desde las empresas avisamos cuanto antes a las autoridades (o previamente, si se trata de un episodio programado).

Forma parte del compromiso del sector con la sociedad: los episodios de antorcha son visibles y pueden generar alarma y molestias tanto visuales como acústicas, que como sector lamentamos, así que informamos cuanto antes sobre el episodio y sus causas para que el entorno disponga de información transparente de primera mano y lo antes posible.

4.- Gestión operativa

El sector químico prima la seguridad por encima de todo y aboga por la excelencia y la disciplina operativa. Sus empleados son expertos en la gestión de antorchas, operándolas de forma segura con responsabilidad, conocimiento y experiencia. La antorcha es un equipo de la planta que opera las veces que sea necesario de forma automática y cuya eficiencia es muy alta.

Las empresas del sector y sus equipos son los primeros interesados en que no se produzcan los episodios de antorcha y realizan esfuerzos enormes para evitarlos y, cuando se dan, para conseguir que terminen lo antes posible. Porque el sector y sus colaboradores son conscientes de que provocan impacto visual, molestias y posible alarma en el entorno.